¿Por qué Isabel Allende comienza a escribir todos sus libros los 8 de enero? Tema: Escritores


Hace unos años, la escritora Isabel Allende explicó que ella siempre empieza a escribir sus novelas un 8 de enero. Primero, lógicamente, se dedica a las fases de documentación y esquematización de la obra, pero ponerse a escribir, lo que se dice plasmar las primeras palabras de la primera página, siempre lo hace un 8 de enero.

¿Por qué sigue este curioso ritual? En una entrevista, la escritora explicó:

El 8 de enero de 1981 estaba viviendo en Venezuela y recibí una llamada telefónica diciendo que mi querido abuelo se estaba muriendo en Chile. Empecé una carta para él, que más tarde se convirtió, en mi primera novela, La Casa de los Espíritus. Fue un libro tan afortunado, que decidí mantener esa fecha para empezar mis otros libros, para llamar a la suerte.

 

Acerca de las ceremonias que sigue al iniciar un libro nuevo, Allende detalló:

El 8 de enero es un día sagrado para mí. Llego a mi oficina muy temprano, enciendo algunas velas para convocar a los espíritus y las musas. Medito por un tiempo. Siempre tengo flores frescas e incienso. Trato de relajarme, de entregarme a la experiencia que comienza en ese momento. Nunca sé exactamente lo que voy a escribir. Puede ser que haya terminado un libro hace meses y haya e planeando algo vagamente, pero ya me ha ocurrido dos o tres veces que cuando me siento frente a la computadora, sale otra cosa. Es como si estuviera embarazada de algo grande, digamos un elefante, que ha estado allí por mucho tiempo, creciendo, y luego llega el momento de dar a luz. Trato de escribir la primera frase en un estado de trance, como si alguien la estuviera escribiendo a través de mí. Esa primera frase normalmente determina el tono del libro, es una puerta que se abre a un territorio desconocido que voy a explorar con mis personajes. Y de a poco, mientras escribo, la historia va creciendo y desarrollándose.

No uso un bosquejo, no hablo del libro en proceso, no les leo pedazos a mis amigos. No sé de qué se trata hasta que el primer borrador está listo, y eso puede llevar meses. Me presento ante la computadora diariamente y dejo que la historia se vaya contando a poco. Cuando la doy por terminada la imprimo y la leo de principio a fin por primera vez, entonces la entiendo y empiezo a pulirla y a eliminar todo lo superfluo. No comparto el proceso de la escritura con nadie, y cuando el manuscrito está terminado, se lo muestro a muy pocas personas, porque confío en mi instinto y no quiero otras manos en mi escritura.